Quería escribiros este post para contaros un par de cosas que me han llamado la atención. He de contaros algo que sea probablemente lo que más me ha sorprendido aquí sobre la cultura Islandesa, y es que los niños pequeños duermen en la calle! Sí, tal y como lo oís. Pensé que había visto cosas curiosas y que no me sorprenderían, pero desde luego esto superó todos los límites. Estos últimos días que he pasado tiempo en “mi nueva familia” islandesa, he descubierto la forma de vivir y de ser de la gente de aquí. El otro día me quedé estupefacto cuando descubrí que a los niños pequeños se les saca fuera de casa, a la calle, a dormir en el carro para niños pequeños. De verdad que no daba crédito a lo que mis ojos estaban viendo. Era la hora de que durmiera, y empecé a ver como le empezaban a poner ropa al pequeño como si se fuera a la montaña, no entendía nada, pero menos cuando después de preguntar me dijeron que se iba a dormir afuera. Probablemente haría unos 10 grados bajo cero, y estaba nevando, y sin embargo parecía algo tan normal. En realidad lo es para la gente de aquí. La razón que me supieron dar, fue que están acostumbrados a dormir fuera con el aire fresco, y que descansan mejor. Yo no paraba de preguntarme, con mi cara más que desencajada, si era verdad o se estaban quedando conmigo. Finalmente, después de abrigarle hasta las orejas y meterle en el carrito, que más bien parecía el coche fantástico, hermético ante frío, viento y lluvia (o al menos eso espero por su bien, aunque ya me espero cualquier cosa sobre la genética de esta gente), con unas ruedas todo terreno para la nieve y con un indicador de la temperatura interior, le sacaron afuera al jardín de atrás. Es algo impresionante, nunca me hubiera imaginado algo así. Yo no paraba de reirme por contemplar lo que estaban haciendo y ver que no me estaban tomando el pelo pero a la vez no me lo podía creer. Después de dar un par de vueltas para que se relajase, le dejaron en el jardín atrás de la casa, como si fuera un trasto viejo, y se metieron en casa como si nada. Sin duda algo curioso a lo mínimo, que nunca hubiera imaginado, por las temperaturas que tenemos por aquí y por la posibilidad de que cualquiera podría llevarse al bebé. Sin embargo, aquí, a partir del año de edad según me dijeron, es algo cotidiano.
Os pongo alguna foto también del paseo que dimos con el pequeño, en donde me lo pasé como un niño jugando en la nieve.
Os pongo alguna foto también del paseo que dimos con el pequeño, en donde me lo pasé como un niño jugando en la nieve.
Otra curiosidad que quería comentaros es que, debido a la cantidad de nieve que se acumula a estas alturas del año, y a pesar de que estén pasando máquinas quitanieves continuamente por aceras y carreteras, aquí en Reykjavik al menos calientan las carreteras y las aceras principales del centro. Es algo muy curioso porque se puede ver perfectamente la diferencia entre la zona expuesta al calor y la que está libre. Esta foto es de la esquina que da al portal de mi guesthouse, en pleno centro de la capital.
Os escribo a falta de unas horas para marcharos. Creo que no hace falta que os describa la tristeza que se respira por aquí y las lágrimas que se derraman cada vez que tenemos que despedir a nadie (en unas horas seremos unos cuantos los que nos marcharemos), porque ya os lo podréis imaginar, y además es algo de lo que prefiero no hablar, porque no es un buen momento para recordar. Un abrazo muy grande, un millón de besos para todos, y nos vemos muy pronto!
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